Si hay un monumento icónico en Nueva York es la Estatua de la Libertad, que se encuentra en Liberty Island y que da la bienvenida, antorcha en mano, a todos los viajeros que se acercan a la ciudad.
El símbolo de Nueva York
Su nombre completo es «La libertad iluminando al mundo», y fue un regalo de los franceses a los norteamericanos para conmemorar el centenario de su independencia. Además, se considera un símbolo en favor de la libertad y contra la opresión (aunque no se aprecian a simple vista, en los pies tiene unas cadenas). La estatua era la primera imagen que los inmigrantes tenían cuando llegaban a Nueva York, y que evocaba el famoso «sueño americano».
Fue diseñada por el escultor francés Frédéric Auguste Bartholdi, con la participación del mismísimo Eiffel, y transportada por piezas en barco desde París hasta Nueva York, donde se montó sobre una explanada en forma de estrella.
En la tabla que lleva en la mano izquierda está inscrita la fecha de la Declaración de Independencia de Estados Unidos, el 4 de julio de 1776.
La UNESCO declaró la Estatua de la Libertad Patrimonio de la Humanidad en 1984, y recientemente fue incluida como una de las candidatas favoritas en la polémica iniciativa de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo.
Visitar la Estatua de la Libertad
La Estatua de la Libertad forma parte de un parque nacional junto con Ellis Island, por lo que la visita puede hacerse conjuntamente.
Se puede llegar en ferry desde Battery Park en Lower Manhattan, y el trayecto dura apenas 15 minutos.
Para subir al mirador de la Estatua de la Libertad hay que reservar la entrada con bastante antelación, ya que el acceso está muy restringido.
Solo se permite reservar hasta 4 entradas por persona y podéis hacerlo en las taquillas del ferry o desde su web (os cobrarán un recargo en concepto de gastos de gestión pero os aseguraréis de poder subir).
Una vez allí, el acceso hasta la corona de la Estatua de la Libertad se hace a pie por una escalera con más de 300 escalones, así que tenedlo en cuenta si vais con mayores o niños.
Si queréis obtener una buena perspectiva de la Estatua de la Libertad sin tener que gastar ni un dólar, podéis coger el ferry gratuito que conecta Manhattan con Staten Island, y que ofrece unas buenas vistas del conjunto.